Defender mi
condición de cubano, de cubano emigrado a los Estados Unidos, es sin dudas uno
de los principios más sagrados en mi vida, pero pretender tapar el sol con un
dedo no sería ni honorable, ni digno.
Al leer un
artículo publicado a nombre de Fabiola Santiago en la edición de “El Nuevo
Herald” fechada el pasado 19 de octubre me doy cuenta de que algo va a pasar
con respecto a la Ley de Ajuste Cubano, y no es que intente posar de Gurú, ni
de visionario, es sencillamente aceptar con vergüenza ajena el hecho de que
junto a muchos cubanos, la inmoralidad y la corrupción ha brincado también el
charco.
Hago mías
las palabras de Fabiola Santiago cuando reconoce “… me duele abogar por cerrar la puerta a otros. Pero lo que está
ocurriendo ya es demasiado. La evidencia ha ido aumentando durante años de que
hay cubanos cometiendo fraude, aprovechándose de la ventaja de los
extraordinarios privilegios que la ley de inmigración de Estados Unidos les
otorga”.
Ciertamente,
durante los últimos años no son precisamente los sectores más laboriosos de
dentro de la sociedad en Cuba los que aportan la mayor cifra de emigrados.
Reconocer entre los balseros que llegan a delincuentes comunes, prófugos de la
justicia y antisociales se ha lecho
habitual, y lastimosamente, la realidad indica que son estos emigrados los que
se han afiliado a grupos de traficantes, estafadores y sectores violentos de dentro
de la comunidad, sobre todo en Miami.
Tengo que
coincidir plenamente con el criterio de Fabiola Santiago: “… Los cubanos que tienen necesidad legítima de recibir estatus de
refugiado deben seguir teniendo una puerta abierta, pero es hora de investigar
minuciosamente este tipo de fraude y demandar acción del Congreso para
actualizar la Ley de Ajuste Cubano”.
Pretender
que todos los cubanos que venimos a los Estados Unidos debemos ser considerados
como Refugiados Políticos, es a mi juicio, el principal error que se ha
cometido en este caso. Pudieran existir casos muy puntuales para incluirse en
esta categoría como existen en cualquier lugar de mundo, pero hay que reconocer
que la mayoría de los cubanos que vinimos a este país, lo hicimos de manera
ilegal, agobiados por las carencias que existen en Cuba, y contradictoriamente los
personajes que pudieran ser considerados en algún momento Refugiados Políticos
porque se auto titulan miembros de los grupos Opositores al Régimen, aún
continúan paseándose por las calles de nuestro país, recibiendo dinero fácil del
exilio, sin trabajar, sin preocupaciones y para colmo, viajan sistemáticamente
en aviones, a cualquier lugar que se les antoje.
¡Es verdad
que algo tiene que pasar con esta Ley de Ajuste! No recocer este hecho sería,
como ya he dicho, pretender tapar el sol con un dedo.